lunes, 16 de mayo de 2011

Revoltura

Ayer fuimos a la expo, un poco presionados por Andrea que nos preguntó varias veces que si cuándo iríamos, y a Joaquín se le ocurrió decirle: "el Día del Maestro", y no se le olvidó, je.
Fue un bonito paseo, la verdad tenemos nuestras reservas para ir a lugares multitudinarios, pero la pasamos muy bien, sobre todo porque Santi también lo disfrutó.
Comimos pan de Tlaxcala, la razón más poderosa por la que Andrea quería ir; yo me compré un elote, me tenía que limpiar a cada rato la boca y sus alrededores, pero eso no me impidió saborearlo; por primera vez probamos un pan de nata con cajeta y rematamos en el Caffenio.
No quise abusar de la carne asada de mediodía con la que celebramos a Joaquín, porque sabía que en la expo hay muchas tentaciones para alguien tan antojadiza como yo, pero salvo el elote, que me comí yo solita, lo demás sólo lo probé.
Y ahora desayuné poquito, muy poquito, y con los pendientitos en la oficina me esperé a comer formalmente hasta casi las cuatro, que fui con mis compañeras al Chiltepinos, bien lindas ellas, cuando llegué ya me habían pedido mi ensalada. Dios, ya sumado sí he comido algo, hasta postres deliciosos, pero me consuela que hoy la maestra de zumba nos puso una rutina extenuante, que no sé porqué a esta hora (11:26 pm) no me he dormido.
Pero bueno, ya es hora...