domingo, 29 de mayo de 2011

C.O.

El reencuentro con la gente que uno quiere es muy bonito, comer juntos, disfrutar su compañía aunque sea por unos momentos; es lindo también recordar anécdotas y ver las caras de tu barrio de la infancia.

De vez en cuando la sangre llama y uno acude…

Y en esta ocasión la aventura fue distinta, por primera vez nos embarcamos en el vehículo escarlata las dos mujeres de la casa para hacer la visita, que fue corta, pero muy gratificante.