lunes, 8 de noviembre de 2010

Denise Dresser

México frente al Bicentenario: lo bueno, lo malo y lo pendiente,
es el nombre de la Conferencia Magistral que ofreció Denise Dresser
en el marco de la Feria del Libro 2010, en Hermosillo.

Escúchala aquí:




Muestra de lo que dijo:

“…México ha sido incapaz en su Bicentenario de construir motores internos que desaten el dinamismo económico, alienten la inversión, promuevan el empleo o alcen la marea lo suficiente como para que los 50.1 millones de pobres se monten sobre ella. Y la razón de nuestro rezago histórico se halla en la persistencia de intereses atrincherados que han logrado una y otra vez bloquear cambios que harían más productiva y eficiente a la economía mexicana…”

“…México lo que no puede hacer en su Bicentenario es seguir perdiendo el tiempo, seguir ignorando su desnudez, seguir pensando que no es necesario replantear los fundamentos de su economía, o de su sistema político, la marea ya bajó, y atrapó a México sin traje, pero en este año, sólo en este año, con 5 millones de pobres más…”

“…México en su Bicentenario se ha vuelto la nación que dice reformarse mientras evita hacerlo. México no se moderniza por la forma antidemocrática en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder económico y político, ni más ni menos; por las reglas discrecionales y politizada que siguen rigiendo a nuestra república mafiosa, a nuestra economía de cuates, por la supervivencia de estructuras corporativas que el gobierno creó y sigue financiando; por un modelo económico que canaliza la renta del petróleo a demasiadas clientelas, y por un sistema político que funciona muy bien, porque funciona muy bien para sus partidos, pero funciona muy mal para sus ciudadanos...”

“La consigna del Bicentenario no debería ser la celebración de lo logrado, sino la honestidad ante los errores cometidos, el reconocimiento de lo mucho que nos falta por hacer, el entendimiento de que nuestro pasado es esencial e inescapable, pero no puede seguir siendo un pretexto. El culto a la preservación y la manía por las raíces y la historia con demasiada frecuencia centran la mirada donde no debería estar. México ensalza reliquias en vez de construir derechos. México celebra legados en vez de garantizar oportunidades. México imbuye de virtud histórica la perpetuación de los vicios.

“Y la tarea pendiente después de dos siglos es que el ciudadano tome al país por asalto, que lo libere de las cadenas que gobierno tras gobierno le ha colocado. Sacudir a este país para cambiar su identidad morosa, obligarlo a parir mexicanos orgullos, no de sus héroes victimados, orgullosos de la prosperidad que ha logrado inaugurar y convertir así a cada mexicano en un traidor a la patria, en alguien capaz de imaginar otro México…”