miércoles, 1 de junio de 2011

¡Felicidades!

Un día como hoy, hace 15 años, me vestí de novia y entré a la iglesia acompañada de mis padres. Y tuve una hermosa damita de honor: Andrea.

Fue un día especial, una ceremonia íntima, bonita, a la que le siguió una comida (de 1 a 6 de la tarde) donde nos acompañaron familiares y amigos de Obregón y Navojoa, y uno que otro que viajó de Hermosillo a mi tierra.

Joaquín y yo empezamos de menos cero, es verdad, y poco a poco nos hemos ido acomodando; ha habido momentos muy felices y otros difíciles, pero creo que día a día luchamos por salir adelante, principalmente por nuestros dos hermosos hijos.

La vida de casados no es sencilla, tenemos que aprender a ceder, a respetar la personalidad y los gustos de la pareja, aunque muchas veces se nos olvida y nos molesta que no se hagan las cosas como uno desea, pero después de las diferencias llegan las reconciliaciones.

No voy a hacer pública mi carta de amor hacia él, pero sí diré que lo admiro; es una persona sumamente responsable y como padre y esposo siempre ha procurado, en la medida de sus posibilidades, que no nos falte nada.

Me encanta que sea atento, que me dé un beso de despedida todas las mañanas, los masajes que me hace en los pies cuando vemos la televisión, que me dé espacio para mis aficiones y amistades; pero sobre todo, que se preocupe por mí, que se interese por lo que hago, que me pregunte cómo me fue, que me apoye... por mencionar sólo algunos detalles.

Joaquín, ha sido lindo compartir la vida contigo. Gracias por Andrea, gracias por Santiago.