Hay etapas en las que uno tiene que enfrentar situaciones, a veces muy sencillitas, pero que de cierta manera te obligan a replantearte cómo estás, cómo te sientes contigo mismo, y te encuentras con realidades que no te gustan.Hay muchas cosas que odio de mí, es cierto; y antes, a pesar de tenerlas bien identificadas no hacía nada para remediarlas. Y no quiero decir con eso que voy a cambiar de la noche a la mañana, no, ni que fueran enchiladas, pero sí estoy en el proceso de querer pensar menos y actuar más.
Al darme cuenta de que no soy víctima de nada ni de nadie, me siento más contenta. Pero sí llegué a sentirme así, lo confieso, porque es más fácil ponernos en ese plan que afrontar las cosas y buscarles solución.
Tengo gente a mi alrededor que me quiere, y sí, quizás el 14 de febrero sirvió de pretexto para que me lo demostraran, pero yo también aproveché la ocasión para expresar mis sentimientos a los que más quiero y me siento feliz.
Y aunque hay personas que extraño, porque ya no las tengo conmigo, en vez de añorarlas prefiero recordarlas con cariño, no sólo en febrero, mes del amor y la amistad, sino toda la vida.
Quiero avanzar, siempre avanzar.
