Qué rico comí.
La verdad es que quedó sabrosa la barbacoa, no es porque la haya hecho yo, pero sirvió que la pusiera en la olla lenta temprano, porque se cocinó a fuego lento y eso le dio un mejor sabor.
A Santiago le gusta que le sirva en un plato, con caldo; y a Andrea le gusta comerla en tacos —por cierto la acompañamos con una deliciosa limonada que ella preparó.
Yo no soy una súper cocinera, pero hay días en que me inspiro y la comida queda rica.
Porque supongo que a todas nos pasa, también hay otros días en los que no tenemos ganas de estar en la cocina, porque estamos cansadas por otras tareas que tuvimos que hacer, o simplemente no nos alcanzó el tiempo; porque hace calor, por el SPM, por la menopausia, porque hay luna llena, y quien sabe que otras cosas más.
A mí sí me gusta cocinar, aunque también me gusta mucho probar cosas que no preparé yo, lo cierto es que comer es uno de mis mayores placeres. Es más, debería de conseguirme un amante que sea chef y así tengo doble placer, ja. (Joaquín no leas esto).
Y hablando de placeres, ya me voy, me falta el postre…