jueves, 9 de agosto de 2012

¿Seré distímica?


Ayer mi compañero Tino me mandó un correo que incluía el siguiente artículo que quiero compartirles. Cuando le pregunté ¿es tan evidente que soy distímica?, sonrió y para "barrerse" me dijo: Nooooo, lo que pasa es que, si no somos, todos conocemos a alguien así... (a lo mejor la que él conoce soy yo, ja).
Pero gracias, Tino, porque yo no había leído nada al respecto, y por eso lo retomo para que más gente sepa de qué se trata la distimia.

¿Te preguntas por qué siempre estas de mal carácter?
Por: Alejandro González Soria/Psicólogo clínico y psicoterapeuta psicoanalista
Se estima que un 4% de la población sufre este tipo de depresión leve que se confunde fácilmente con el "mal carácter".
¿No soporta que lo más mínimo le contrarié? ¿Se enfada por todo? ¿Unas veces está abatido y otras no, de forma que sus reacciones son totalmente imprevisibles? ¿Se da cuenta de que su comportamiento está haciendo la vida muy difícil a quienes le rodean? Quizás lleve tanto tiempo así que ya muchas personas, e incluso usted mismo, crean que es "su forma de ser". Pero tal vez padezca distimia, un trastorno psicológico muy frecuente para el que hay tratamientos eficaces. Y cuanto antes se ataje, mejores son los resultados. Por ello, se aconseja a cualquier persona que se encuentre irritable y con altibajos en su estado de ánimo durante más de tres semanas consecutivas, tanto si conoce los motivos como si no, que acuda a un profesional de la salud mental es decir un psicólogo o psicoterapeuta.
Humor perturbado

Un distímico es lo que todos conocemos por una persona amargada, acostumbra a tener muchos altibajos, es irritable y suele mostrar tendencia a estar triste. Y esto no forma parte de su carácter "porque sí". Es un trastorno que tiene explicación y se cura. La distimia, cuya raíz griega hace referencia al "humor perturbado", es un trastorno mental, psicológico o del comportamiento que se recoge en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV) de la American Psychiatric Association de 1989. Este concepto puede equipararse al de "depresión menor", es decir, se emplea para calificar una alteración del estado de ánimo que tiene síntomas más leves que la depresión mayor y que no son constantes. Pero puede hablarse de personas distímicas, puesto que se trata de una alteración que puede durar semanas, meses o años.
A continuación se expone un listado de síntomas posibles (no tienen que darse todos) donde se refleja cómo afecta esta enfermedad a las personas que la padecen:
•La persona que sufre distimia manifiesta muchos altibajos del estado de ánimo. Sus reacciones son imprevisibles. Algunos días se levanta de buen humor, pero otros parece hacerlo "con el pie izquierdo".
•En los momentos "bajos" suele estar irritable, entra en discusiones con facilidad, llora por nada y hace la vida muy difícil a quienes le rodean.
•Un distímico puede o no estar triste, abatido o deprimido. Los individuos pacíficos acusan más la tristeza que la irritabilidad.

•Tolera muy mal las frustraciones, soporta mal las contrariedades y, en los momentos bajos, la cosa más pequeña le puede aturdir.

•Presenta dificultad para disfrutar plenamente de las cosas positivas de la vida, aunque en sus momentos "altos" dice que puede divertirse y estar feliz.
•Puede tender al aislamiento social y denotar menor locuacidad de la habitual.
•Puede sufrir insomnio, despertarse varias veces durante la noche y encontrarse cansado por la mañana. También puede presentar disminución o aumento del apetito.
•Le cuesta concentrarse y tiene problemas de memoria incluso para actividades lúdicas como ver una película, por ejemplo.
•Se agobia con pequeñas dificultades. Tal vez se queje de que las cosas son muy complicadas y de que los contratiempos le superan.
•Frecuentemente somatiza su problema. Dolores de cabeza  y vértigos, junto a los estados de fatiga crónica, son habituales en los pacientes con distimia.
•Aumentan sus manías, sus fobias y su ansiedad obsesiva en los momentos más bajos. Los temas que le preocupan rondan por su cabeza una y otra vez.
•Aunque a veces esté claramente depresivo, puede, al cabo de un rato, mostrarse optimista y jovial.
Es importante que tomes en cuenta que el tiempo no lo cura todo; a veces lo cronifica.
Distimia y depresión
En sus inicios, depresión y distimia tienen mucho en común, pero es muy diferente su intensidad y su grado de incapacitación. Las personas con distimia siguen trabajando, aunque vayan arrastrándose y cada tarea les parezca un mundo. Por contra, una persona con depresión, a veces, no puede ni salir a la calle porque se pone a llorar.
Lo normal es que tras una desgracia familiar, un problema laboral etcétera el ánimo se encuentre deprimido y se manifiesten ciertas emociones. La diferencia entre las respuestas patológicas y las normales radica en su intensidad y en su duración. En cuanto a las causas de la distimia, ninguna depresión es realmente endógena (orgánica, sin aparentes factores desencadenantes) ni reactiva (como respuesta a un incidente). Es una combinación entre genética y dinámicas de vida, incluyendo los vínculos personales.
A pesar de su capacidad perturbadora, la distimia no presenta normalmente síntomas psicomotores. Deriva de una situación de estrés continuado y se da en personas extremadamente autoexigentes, para las cuales cualquier situación se convierte en estresante, o en individuos sometidos a tensiones constantes. Si sientes que padeces distima o algo no está bien en tu estado de ánimo no dudes en buscar un especialista para que realice una valoración y recibas apoyo si lo requieres.