domingo, 20 de marzo de 2011

Puros cuentos

“Puros cuentos”, de Vicente Leñero (Premio Nacional de Literatura), es la recomendación que hago hoy. Después de leer su novela “La vida que se va”, aproveché este otro libro que estaba en casa para conocer más de la obra del novelista, dramaturgo, guionista de cine, ensayista, periodista y escritor.

Vicente Leñero (Guadalajara, Jalisco, 1933), publicó el libro La polvareda y otros cuentos en 1959, y 45 años después, el autor lo volvió a editar con el título Puros cuentos, bajo el sello de Editores Mexicanos Unidos en marzo de 2004.

El libro integra nueve historias: La polvadera, El albañil muerto, Rabia, San Tarsicio, Camino de Tierra, Lástima, El próximo septiembre, El Castigo y Nada.

Los cuentos se basan en la percepción visual del narrador. Isaac Mosqueda, en el Prólogo, destaca la calacidad del autor en este sentido: “Sus enormes discursos narrativos, la agudeza que le lleva a divertirse un poco con el lector y con la escritura, demuestran que el juego literario no es sólo un vano ejercicio de experimentación. Todo en la urdimbre minuciosa del texto colabora con el resultado final.

Las estructuras no pueden desprenderse de los significados ni de los vocablos ni de las acciones que se suceden dentro, no son un capricho, son parte de la creación y de la intención de la propia historia. Las voces, los silencios, las palabras, los tiempos, son una sola cosa, son parte fundamental de una escritura acabada”.

Mientras que en la contraportada de la publicación se destaca:

“La pobreza, la crueldad, la enfermedad y la muerte, la locura y el abandono son los temas con que Leñero va conduciendo al lector a profundas reflexiones sobre la frágil naturaleza humana. Imágenes melancólicas de lo que fue y ya no es, la indefensión del ser humano y su permanente búsqueda de una dicha estable que no se concreta, su ir y venir preocupado por hallar su propio centro, se nos muestran en estos cuentos producto de la certera pluma de uno de los escritores que mejor ha sabido abarcar lo universal desde su propio mundo interior”.